Estado de violencia

Excelsior – 28/11/13 – México DF.
Luz Emilia Aguilar Z

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Las cifras de desaparecidos, narcofosas, cuerpos desmembrados, exhibidos, no ceden. En cambio, se fortalecen otras violencias: el intento de privatización de los parques nacionales, empezando por el Nevado de Toluca, la miscelánea fiscal que esquilma las finanzas de los contribuyentes cautivos sin que el gobierno disminuya un ápice sus escandalosos privilegios, una reforma financiera que pone por encima los intereses de los banqueros y una reforma petrolera que analistas previenen que favorece escenarios de corrupción sin precedentes, a lo que se suman crecientes casos de censura a periodistas.

Esas medidas se imponen como soluciones inevitables si no queremos caer más hondo en el abismo ocasionado por la ineficiencia y la corrupción de sucesivos gobiernos. El lenguaje de los soberanos descoyunta la dignidad del pensar y se vuelve espejo del descuartizamiento de cuerpos, familias, comunidades y regiones enteras. La percepción que va creciendo entre los ciudadanos es que estamos bajo un poder poseído por la voluntad de un saqueo nacional, irracional, ilimitado.

  Cuerpos sin duelo, publicado por Ediciones Documenta/Escénicas, Córdoba, Argentina, noviembre de 2013,  es un valioso esfuerzo por entender desde iconografías y teatralidades del dolor, el contexto de descomposición en el que estamos inmersos. Su autora,Ileana Diéguez, hace un recorrido por las dictaduras en Argentina y Chile, la guerra sucia en Perú, la violencia en Colombia y la que ahora vivimos en México, que supera en horror a toda Latinoamérica.“Buscaba expresar el malestar profundo de estos últimos años. La pregunta sobre cómo seguir habitando un mundo que se ha vuelto extraño, que se ha llenado súbita y excesivamente de ausencias”, nos dice Diéguez, una de las más valientes miradas al arte latinoamericano contempóráneo. Acompañada de un robusto aparato crítico, en el que destaca un grupo ecléctico de pensadores: Walter BenjamínJacques Rancière, Didi-Huberman, Veena Das, Paul Virilio,Giorgio Agamben, Aby Warburg, Víctor Turner y Sergio González Rodríguez, se detiene en las formulaciones de comunidades morales a través de comunidades de dolor, ese cruce de performance, teatralidad, instalación-intervención urbana, manifestación y activismo, práctica socioestética que busca cierta restauración simbólica que hemos visto, por ejemplo, en la marcha del 5 de mayo de 2011 encabezada por Javier Sicilia, o bien lo que han practicado las Madres de la Plaza de Mayo o las Madres de la Candelaria. Ileana se pregunta: “¿cómo, en este contexto de horror, evocar lo ausente?” La violencia, nos dice, “transforma la vida, los modos de representación, el lenguaje, las imágenes. El poder de los excesos (…) permea la vida cotidiana, los hábitos y comportamientos, las iconografías y los imaginarios”.

En este libro se analiza el necroteatro de los soberanos que despliega aterradores mensajes. Se reflexiona sobre los recursos empleados por el arte para producir obras vinculadas a las memorias del dolor. Y se analiza el discurso del poder que pretende borrar las expresiones de violencia, con el argumento de que la exposición de la violencia es un triunfo para quienes la ejercen. En este punto, Ileana es clara y enfática en rechazar todo intento de censura.

El arte no puede reemplazar el duelo, el cuerpo ausente: puede evocarlo, darle identidad, desafiar las opacidades del poder, contribuir a desmontar sus mecanismos, crear memoria, traernos con imágenes “el rumor de los muertos”. Puede darle dignidad al dolor en el contexto de la comunidad. La riquísima investigación de Diéguez, que ahonda en el retorno de lo real de un modo que nada tiene que ver con el realismo decimonónico, nos va demostrando cómo en estos tiempos “se ha necesitado trascender el lugar del arte, reafirmar su condición de acto ético y de práctica social”.

En este libro la autora, destacada integrante del Sistema Nacional de Investigadores, asume el papel de una Antígona que desafía el silencio, está dispuesta a atravesar los territorios del dolor para dar sentido a la catástrofe a través de la conciencia. En su valiente recorrido nos demuestra que no hay posibilidad de conciencia verdadera que no implique el acto amoroso de ser capaz de reconocer como propio el dolor del otro. El libro Cuerpos sin duelo, iconografías y teatralidades del dolor, de Ileana Diéguez, se presentará mañana viernes a las 18:00 horas, en la Galería Metropolitana.

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