“Luzazul” en Revista Veintitrés

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Literatura 2014: arriesgada, caótica y radical

Ediciones Extremas

Por Miguel Zeballos
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El 2014 no sólo nos llegó un compilado de la literatura más arriesgada, caótica y desquiciadamente radical, sino que además nos dejó un cimbronazo que trastocó el formato ampliando el horizonte: ese caballo desbocado fue nada más y nada menos que la edición del texto de Emilio García Wehbi, Luzazul (foto).
Siguiendo esa eufórica línea, la editorial Viajero Insomne publicó tres libros imprescindibles: La insolación, de Luciana Jazmín Coronado; El fin del realismo, deMarcelo Díaz, y Una especie extraviada, de Joaquín Oreña.
De la mano de Caballo Negro llegaron los libros de Leticia Ressia, Leticia Obeid y Damián Ríos, un tríptico apabullante, y un poco la síntesis de la prolífica producción de la editorial cordobesa.
Más poesía y bienvenida a Tracción a sangre y Vikinga Criolla, de la rosarina Lila Siegrist; Primera línea de fuego, de Tálata Rodriguez (foto), editado por Tenemos Las Máquinas; y Promboacuato, de Marcos Miquelez (foto), editado por 800 Golpes. Los textos de Esteban Castromán, El Alud (Mansalva, 2014), y Las sombras errantes, de Pascal Quignard (El Cuenco de Plata), merecen varias páginas aparte.
Fiordo y sus raras ediciones de Egon Hostovský y Riikka Pelo, Caja Negra y sus siempre extraños artefactos, esta vez dedicados a las figuras de Kluge, Jonas Mekas y John Waters, marcan un camino.
Por último, y como siempre, las editoriales La Bestia Equilátera, Pánico el Pánico, Milena Caserola y Nudista supieron quebrar el año con ediciones extremas y contenidos que centellean un futuro promisorio, mañana es mejor.

30.12.2014