Agua viva: reseña de “Inundación”, de Eugenia Almeida

Por Javier Mattio | Número Cero – La Voz del Interior

En Inundación, la escritora cordobesa desarrolla el sentido de la escritura hilvanando reflexión poética, crónica y perfil literario.

Agua, cauce, precipitación; también dique, barro, pisada. La voz sale a flote como resguardo del temporal en Inundación, ensayo de Eugenia Almeida que persigue el sentido literario entre escombros e intemperies. En su fluir consciente, tan severo como sensible, el texto esboza definiciones del elemento escurridizo con que está hecho: la escritura es un acto de fe, una indagación sin objetivos, una locura sin dolor, un mensajero ciego. Una inundación. “Todo es relato. A eso podría resumirse este libro”, concluye.

Pero Almeida reniega de derivas mentales e impone el cuerpo: con él se escribe, dice. Y lo invoca literalmente en una crónica del diluvio de Sierras Chicas de febrero de 2015, de la que fue testigo habitante. La rutina, la soledad y el padecimiento físico dejan paso a la epifanía de la catástrofe, la conmoción vecinal, la desolación. En ese espejo en segunda persona se refleja el tono de una prosa reservada, ascética, sacrificada, que encuentra en su punto y seguido el ritmo abismado de piedras con que se cruza un río.

El salto al vacío es trágicamente liberador y trae recompensas, así sean póstumas. Los perfiles de Hermann Hesse, Sébastien Japrisot, Kafka, Irène Némirovsky, Ray Bradbury, John Cage ilustran hazañas, superaciones del ir contra la corriente.

Almeida recuerda su propia proeza al ganar el premio Las Dos Orillas, que la inició a la autoría con El colectivo.

Escribir es salvarse, e Inundación lo transmite como una oración que busca ser puente de rescate.


Inundación
Eugenia Almeida
Documenta (2019)
119 páginas

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