Rodrigo Fierro presenta Tu/Mi Placer

 

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El 29 de marzo de 2016 el sello local DocumentA/Escénicas presentó en su casa editorial, Tu/Mi Placer, extracto poético de la producción artística realizada por Graciela De Oliveira y Luis González Palma en los últimos diez años. Aquí el texto realizado por Rodrigo Fierro, fotógrafo y uno de los presentadores  del libro. 

 

La biblioteca de los sueños de papel

1- DESDE LA AZOTEA

Era el año 1993, y en las notas de actualidad de la revista Fotomundo que comprábamos mensualmente en los quioscos, se anunciaba la reciente aparición de un libro titulado “Luis Gonzáles Palma”, de editorial La Azotea. Con Gabriel Orge conocíamos y disponíamos de algunos libros de esta editorial, pero la llegada de los trabajos de Luis rompería el paradigma de lo que conocíamos como fotografía latinoamericana. En este caso, un arquitecto deviniendo en fotógrafo, o artista visual… Las miradas penetrantes de esos niños que no dejan de mirar. El betún, la pátina, el aura de esas miradas que no dejan de mirar. En tonos ocre, la memoria de la sangre.

De Graciela, supe en esos mismos años. Entre los amigos que trabajábamos en artes visuales supe de quien por entonces conjugaba fotografía y textos…, recuerdo de una arquitecta tejiendo tramas, saliendo y entrando al universo de la fotografía, sumando personas y lenguajes, buscando romper un molde. Pero antes de que pudiera conocer su trabajo o a ella, ya no estaba. “Migró, a México”, eran los comentarios de amigos en común.

Del trabajo de Luis, seguiría recibiendo noticias, vía revistas, colegas, eventos latinoamericanos de fotografía. Pero ambos fueron por unos años parte del universo fotográfico “extranjero”, Latinoamérica a lo lejos…

 

2- EL PAGO

Años mas tarde, la noticia sorpresa:

Graciela y Luis estaban en Córdoba radicándose en Cabana. En el Pago Chico de las Sierras Chicas. Las primeras noticias, fueron a través de Soledad S. Goldar y Jorge Martín, quienes en esos años trabajan con ellos, y los comentarios de las producciones despertaban mucha curiosidad. ¿Están afincados aquí, y trabajando desde aquí? ¿haciendo qué, que tipo de trabajos? De a poco, ellos o sus proyectos van circulando, y nos comenzamos a encontrar, con motivo de algún evento fotográfico, o similar…

La primer conversación que recuerdo con Luis, es en el año 2009 en el marco de la Bienal de Fotografía que organizaba Aníbal Mangoni, desde el CEF (Centro de Estudios Fotográficos). Una revisión de porfolios, donde nervioso muestro fotos, y digo como puedo lo que puedo. Pero de esa nebulosa de imágenes y conceptos, recuerdo algo sobre lo que conversamos: La belleza, la belleza como concepto venido un tanto a menos dentro del arte contemporáneo. La belleza como refugio. Y en el caso de Luis, de la mano de la belleza, el misterio, o su magia en imágenes.

“¿La belleza enceguece?”se pregunta Graciela con sus palabras.

 

3- PALABRAS:

Con ella compartimos un almuerzo, luego de que visitaran junto a su amiga Ludmila Da Silva, una muestra de fotografías en el museo Caraffa. Pero uno de los temas de conversación fueron los libros. Si, los libros, y mas precisamente las bibliotecas, y una pregunta: ¿se puede dividir una biblioteca? ¿cómo? Era una biblioteca en particular, profusamente dotada de las mil maravillas, e infinitos secretos. Una biblioteca majestuosa, de luz cálida. Serenos susurros de sirena se dejan caer desde cada anaquel. Catálogos de perfumes de flor, de madera y piel, y cristales tintineantes en el aire…

Pero la biblioteca que quería comentarles es otra. Está en Cabana, y en sus estantes los tesoros se acurrucan unos a otros. Están todos los libros sobre fotografía que conocía hasta ese momento, mas todos los que había escuchado alguna vez nombrar, mas los libros impensados. Deja lugar para el ensayo, la pintura, y las artes visuales. Soñé con sumergirme en ella, durante siete días y siete noches. Noches de amante febril ardiendo tras la fotografía perdida. Pero lo mío era una visita fugaz, sólo por el día.

Y estamos aquí porque yo estaba equivocado: a esa biblioteca le faltaba un libro. El libro de la costura, el libro de las batallas del amor cotidiano, el libro del porqué de una aventura de tres países y tres hijos. El libro de la pareja y la despareja, el libro del amor/familia. El libro del pago chico, el libro que se paga caro con la propia historia, el libro que no tiene precio. El libro que contiene dentro todos los libros posibles de la biblioteca de los propios sueños, de Luis y Graciela, ya no los míos.

Así sueña ella una escena dentro de la biblioteca, en el quinto acto de Jerarquías de la Intimidad/La separación:

“Habitación con anaqueles llenos de libros. Un hombre retratando una modelo de perfil que está inmóvil mirando con ojos vidriosos. Al rato él toma un libro, lo abre en una página, ella relajada y callada mira por la ventana. Él lee un párrafo en voz alta, espera réplica… la mujer se mantiene en silencio, viendo afuera. Él suspira, lentamente se levanta y se va. Ella mira, habla mientras se va esfumando. Él vuelve, recorre con los ojos la habitación. No hay nadie, se queda hablando al dibujo.”

y de este sueño,

“Él no se daba cuenta

ella soñaba por los dos,

              por los tres.”

 

4- EN EL AIRE

Nunca estuve con Gaby y Luis en el mismo lugar al mismo tiempo. Este es nuestro primer tiempo compartido, pero sí estuve con Graciela y Gaby compartiendo el mismo aire. Un aire denso, difícil de respirar, dentro del Centro Clandestino de Detención de la Perla. En el marco de Demolición/Construcción, Graciela invita a Gaby a trabajar un proyecto, y Gaby a su vez me invita a ser parte del suyo. Tomamos unos mates, y conversamos los tres. No estábamos solos.

Hoy que nos juntamos Gaby, Luis y yo por primera vez, tampoco estamos solos, ni estamos sólo los que estamos. Gracias a todos Uds. por compartir, gracias por estar, y gracias Mariano, Gaby, Graciela y Luis por la invitación. Pero somos más también. Este libro convoca presencias, fábulas sobre niños y monstruos, rostros amados, historias del arte y anunciaciones, a Botticelli y Caravaggio, a los abismos intangibles del encuentro y a la piel crispada por un desencuentro. Yo no soy quien para relatarlos, y para cada cual son diferentes, por lo que no queda mas opción: degustarlo en persona.

 

5 – FOTOGRAFO

Yo soy fotógrafo, y las fotografías sueltas parecen huérfanas que buscan su libro perdido, su nido perdido. Soy un fotógrafo sin libro, que sueña…

Yo sueño con un libro. Uno donde aquella fotografía de hace años vuelva a nacer, acurrucada por tiernas palabras. O donde la palabra haga justicia incisiva sobre el manto de dudas. O donde una foto riegue con amor incondicional e inexplicable a la palabra, que siente que no puede hablar de amor.

Yo sueño con un libro que de testimonio de quién soy y cómo soy, o mejor dicho de cómo es mi trabajo, y lo refuerce y lo sostenga, y lo vuelva real y palpable, y así deje de ser un capricho en capítulos sueltos al viento. Yo sueño con el libro que de cuenta de la luz, y de los retratos que nos miran. Un libro con la palabra justa.

Pero este tiempo es otro, y aquí estamos por comenzar a cabalgar con este libro entre las manos. Un libro que es una quijotada donde la imagen es el escudo, y la palabra su lanza.

Graciela y Luis que soñaron un libro donde imágenes y palabra no hablen de lo mismo… sino juntos y a la par. Y acá está.

Una pregunta para Luis y Graciela, si uno publica el libro de sus sueños, ¿luego que? ¿Cuál es el próximo desafío?

 

6- LAS CASAS

Visité la casa de Graciela y Luis en tres o cuatro oportunidades, todas de almuerzos entrañables de compañías exquisitas, y el paladar y el corazón siempre aterciopelados y agradecidos. En realidad no es una casa, sino dos. Una casa y un residencia, donde reside la biblioteca de mis sueños. Una casa y dos, donde los sueños se vuelven fotografías y palabras, y desde donde el libro que contiene a todos los libros llega hasta aquí.

En una de esas visitas Graciela nos invitó a caminar por el arroyo. Yo soy de caminar por las sierras, y particularmente por los arroyos. Sin embargo, nunca había experimentado ese tipo de caminata, veloz, ágil, de pterodáctilo en fuga. Una caminata muy veloz, donde Graciela entre salto de piedra a piedra por el lecho del río, continuaba esgrimiendo la palabra, la voz que sostenía un decir intenso. Terminamos la caminata agitados, y yo definitivamente agotado y reflexivo.

 

7- RETRATO DE UN VIAJE:

Para escribir este texto realizo un viaje. Quizá no es posible adentrase en este libro sin realizar un viaje a los laberintos interiores, un viaje que invita a rendirse en el lenguaje, resignando encontrar las palabras exactas, “Donde parece verse lo real”: Donde parece verse lo real son las palabras de Graciela que acompañan el retrato a Laura Kalbermatten. Este retrato es real, yo la conozco a Laura, trabajamos juntos hace 10 años, y es tan real como que escribo estas palabras desde Cerro Colorado, donde vine a caminar bajo el sol, por el arroyo. Pero llueve y entonces no camino, escribo. Vuelvo a mirar el retrato a Laura. Es ella, y no lo es. La intensidad del retrato en su presencia/ausencia. La verdad intangible de una fugaz eternidad. Los retratos que Luis realiza me conmovieron y conmueven, pero el de Laura me cuestiona. Laura/no Laura, es esa la cuestión?

En el libro hay personajes en escena, mesas en un arroyo, fotografías de manos idílicas, y retratos a ella, Graciela. Una y otra vez la retrata, y en una toma ella se lee su propia mano y señala: El amor no puede explicarse, sólo puede ser comprobado.

Hay fotografías de sus hijos, detenidos en juegos-mundo donde los niños pájaros, y las niñas flor tienen rostros, y los adultos nos ocultamos tras máscaras de peluca.

 

7- EPILIOGO

Hay una fotografía y una frase.

Se puede fotografiar o escribir desde:

la bronca, la rabia / desde el miedo / desde el deseo / desde el amor.

Todo ser lleva dentro todas las edades de la vida, y todas sus pulsiones

La imagen recibe su sentido de la mirada..

Hemos viajado, estuvimos en la biblioteca de los sueños de papel, nos dejamos construir por la arquitectura familiar, sabemos del pago chico y caminamos sus arroyos. Sobre esas aguas se posan los misterios, y entonces: escuchar la luz. Escuchar la luz cuando nos susurra al oído. Luis a venido desde lejos, a escuchar las historias que cuenta ésta luz, la de nuestros pagos.

Graciela con su palabra a punta de lanza custodia estos reinos donde junto con su invitado, construyen una pareja, dos casas, una biblioteca, una familia, y ahora un libro.

“… lo que hay es una mera oportunidad”.

 

NOTA: Todos los textos en itálica pertenecen a Graciela De Oliveira.

 

Cerro Colorado, Marzo 2016