Imprenteros – Diario de residencia

Residencia editorial – Casa Documenta sede Ascochinga para el libro Imprenteros

Durante la pandemia Lorena Vega y Hermanos viajaron a la residencia de Casa Documenta para realizar Imprenteros el Libro. Durante una semana de trabajo sobre el archivo familiar, conversaciones, caminatas y comidas se gestaron las bases de la publicación.

Nota editorial 1.

Ediciones DocumentA/Escénicas es un proyecto que nació en una sala de teatro en Córdoba y desde hace 18 años lo llevo adelante con muchas colaboraciones de gente hermosa que se sume en cada proyecto. Uno de los principios de trabajo (quizás heredado de la convivencia con lxs artistas) es pensar la edición como práctica artística, por lo que cada libro es una zona de búsqueda que lleva adelante una investigación y un desarrollo conceptual de la pieza. La publicación no es para mí un estuche de palabras, o un documento o un testimonio de algo que no está ahí. El libro es un espacio y un tiempo, una experiencia, un acontecimiento que despliega gestos que construyen un campo afectivo. Un libro es un proyecto que inventa cada vez sus propias reglas. Me interesan las comunidades que hacen a un libro y a el misterioso devenir único que anidan en cada ejemplar que viene al mundo. Por eso el tiempo y el espacio de las residencias editoriales permiten poner en valor esa trama humana del libro y la inteligencia colectiva que nos permiten salir de una forma distinta del proceso. Está el libro hecho, pero también hay algo que cambió en ese proceso, en el material, pero también en nuestra manera de verlo y apreciarlo. 

Nota editorial 2.


Los proyectos que de publicaciones en residencias editoriales surgen de conversaciones con artistas que tienen como inquietud llevar sus piezas al formato de libro. Alguien les habló de mi trabajo, alguien me habló del trabajo de ellos, alguien nos presenta. Una suerte de intuición colectiva y apoyo mutuo siempre es parte del proceso. En esas primeras conversaciones comienza un intercambio en el que se ponen en juego las formas de hacer de la editorial y de lxs artistas. Esa conversación crece, y surge así una suerte de interés mutuo a partir del que se trama un proyecto en colaboración.

Nota editorial 2.

Desde el comienzo imaginaba un libro que dijera cosas que en la obra no estuvieran contadas. Como toda historia familiar depende quién la cuenta y cómo. Eso era clave para abordar un biodrama, no intentar reproducir la pieza escénica sino darle oportunidad a que la historia creciera. Al ser el libro una producción que ocurre en su proceso de producción gráfica en un a imprenta, era importante dar la voz al imprentero. Que esa voz se expanda. Además era también un señalamiento de Lorena, la importancia de Sergio en la obra. Por otro lado, cada vez que hacíamos un zoom para hablar del libro con Sergio siempre surgían conversaciones sobre el oficio, Lorena se reía porque hablábamos de papeles, de economía imprenteril, de procesos de producción gráfica, nos pasábamos datos. Eso que compartíamos hacía que me preguntara cómo era la historia de él, cómo era el relato de Sergio, me interesa mucho su sensibilidad, su memoria.  Sergio dedica su vida a trabajar en un taller gráfico, y yo quería saber qué cosas estaba pensando y qué  se le había movido con la obra en relación al oficio. Por otra parte, Sergio me parece un ser increíble, con una afectividad muy poderosa y la conversación también venía a raíz de percibir eso. Es algo que en la obra de teatro se respira. De ahí surgió esa conversación, para preguntarle cómo vive él el oficio, una vida rodeado de máquinas que cambian tecnológicamente y que también marcan generaciones, formas de hacer, formas de coreografiar el trabajo y el tiempo. La entrevista fue larguísima, no la terminábamos más. Lo que quedó en el libro es apenas un recorte.

Nota editoral. 4

Obviamente el libro tenía que ser hermoso, primero que todo porque la obra lo es. Y siempre creo que los libros no tienen por qué desalojar la poética de la escena. Eso no quiere decir que quiera reproducirla, sino más bien, dialogar con ella. En la residencia le pedí a Lorena que traiga un libro que le gustara y sacó del bolso unl de tapas duras de Tim Burton! Fue un momentaso para mí, yo no sabía cómo explicar que eso no era lo que íbamos a hacer. Fue todo un proceso negociar materiales, que si en el papel bookcel no se imprimen tan bien las fotos etc. Pero siempre la vara estaba muy alta, el libro tenía que estar por sobre todas las cosas “bien impreso”.  Y esa premisa a mí me parecía conmovedora, porque aparecía algo del oficio del padre y de Sergio que se respeta mucho. Ellos tampoco querían el texto de la obra impreso. El material era inspirador: había fotos, etiquetas, fotos viejas y nuevas, montajes fotográficos, y también mucha historia, capas de tiempo. El desafío que sentí es un desvelo que siento con todos los libros que hago, aunque aquí llegó el momento de imprimir y pasaba algo que nunca me había pasado antes antes. En vez de imprimir con Matías, mi imprentero de toda la vida, a quien siento como parte de mi familia, en una imprenta que es como mi casa, tuve que venir a Buenos Aires (yo vivo en Córdoba) porque el trato implicaba que Sergio imprimía el libro en Latingráfica (su espacio de trabajo) y él era uno de los protagonistas del libro. Digamos, el se estaba imprimiendo a sí mismo y a toda su familia. Te lo escribo y me vuelvo a emocionar. Eso me parece una capa de experiencia muy única. Por otro lado, era volver a meterse en la imprenta, algo que la obra resuelve de forma mágica una y otra vez: con las fotos de César Capasso, con la obra de teatro, con el libro. Ese haber quedado afuera de ese lugar, lo volvió una presencia infinita.