Daniela Berlante

Revista Otra Parte

En franca oposición a ciertos teóricos, para quienes la posibilidad de dejar registrada una performance liquidaría su propia naturaleza irrepetible y evanescente, Emilio García Wehbi acaba de publicar Trilogía de la Columna Durruti, dos volúmenes que contienen los textos de las tres experiencias presentadas entre 2015 y 2017 en la Fundación Osde: Herodes reloaded, La chinoise, En la caverna de Platón/La cabeza de Medusael primeroy un prólogo de Beatriz Sarlo, “Trilogía furiosa”, más el registro fotográfico de las performances, el segundo.

No es nueva esta voluntad del fundador de la Columna Durruti de transponer lo efímero de la escena a un soporte a prueba del tiempo. Artaud: lengua∞madreLuzazul58 indicios sobre el cuerpoCasa que arde, entre otros espectáculos, cuentan con su correlato editorial que —gracias a los buenos oficios de Ediciones DocumentA/Escénicas— ha llegado al lector a la manera de singulares objetos de diseño. Tratándose de García Wehbi, un artista que no puede entender el teatro sino en diálogo con las otras artes (y con el espectador, desde ya), era esperable que su último trabajo excediera la publicación de los textos para leerse en superposición con las ilustraciones, las fotografías y los aforismos que hacen de la Trilogía una pieza de arte equiparable desde la materialidad gráfica a lo que fue realización escénica.

De la misma manera, no sorprende que Wehbi retome aquí las obsesiones que vienen recorriendo como una pulsión toda su obra poética: el cuerpo disciplinado, la familia (la Sagrada Familia, en términos de Sarlo), la infancia, la maternidad, la religión, la cultura; todos ellos territorios del desencanto. Una vez más, como ocurría en Orlando. Una ucronía disfórica, el ojo que todo lo ha visto da cuenta, por medio de una discursividad vertiginosa, del escepticismo y el desasosiego. Pero no por amargo el texto es menos mordaz. La ironía y el humor son registros que el autor maneja afinadamente y que le sirven para denunciar la hipocresía del mundo. Como ya lo ha hecho anteriormente, García Wehbi plantea el revés de trama de los lugares comunes que atraviesan la subjetividad y las prácticas sociales. El texto es impiadoso y lo que en principio es dolor se convierte rápidamente en un dispositivo destructor de las categorías biempensantes con las cuales es abordada la realidad por las mayorías. Digamos que los dardos ni siquiera esquivan al público seguidor de sus performances.

Irreverentes, políticamente incorrectos, anárquicos como la Columna Durruti de 1936, los textos de la Trilogía confirman a esta altura la concreción de un estilo. Y si para el autor el daño que madres, padres, religiones e instituciones han infligido al cuerpo a lo largo de la historia es irreparable, allí va él, encolumnado, dispuesto a dar batalla con su ejército de hermosos perdedores, tal como reza la dedicatoria.

 

Emilio García Wehbi, Trilogía de la Columna Durruti, Ediciones DocumentA/Escénicas / Fundación OSDE, 2017, volumen 1: 184 págs., volumen 2: 64 págs.