Mirada enfocada: reseña de “Ojo de agua”, de Rodrigo Fierro

Entre la crónica artística y el ensayo poético, el fotógrafo cordobés Rodrigo Fierro se abisma a los terrenos de la escritura en Ojo de agua, un conjunto de miniaturas textuales.

Por Javier Mattio para La Voz del Interior | Leer publicación original aquí

Una mirada cristalina, al límite de la transparencia, es la que proyecta el fotógrafo Rodrigo Fierro (Córdoba, 1970) en las miniaturas textuales de Ojo de agua. Reflejo o negativo blanquecino de su destacada producción visual, el volumen gira en torno a la escritura a partir de experiencias como la residencia en Wabi-Sabi (El Tigre) o el proyecto “Brevísima relación de la destrucción de libros”, a medias entre el ensayo poético y la crónica artística.

El bote a remos y la bici son los transportes de deriva controlada invocados por Fierro, que a su vez diferencia entre discurrir y desplazarse: variantes ínfimas pero decisivas de quien argumenta evitando la imposición, sensibilidad zen deudora de ese “ojo de agua” que enfoca la cámara superponiendo la perspectiva subjetiva como filigrana delicada sobre lo real.

No es extraño que Fierro oponga la “sutil” bicicleta al “abrupto” automóvil, o lo que denomina “horiente” (la fluctuación del día como pensamiento dialéctico) y “oxidente” (el falso movimiento moderno que produce una estática oxidación). En esa línea esquiva, el artista menciona a un autor del que le llegan citas y recomendaciones pero que por motivos intuitivos se rehúye a leer, como si hacerlo fuera trágico.

Hay una histeria sapiente en la relación con los libros por parte de Fierro, ya sea al leerlos como al (re)tratarlos materialmente en una excavación expectante de volúmenes enterrados en dictadura y en la visita a una biblioteca acuática. La resolución de esa disquisición abismada es, precisamente, el haber publicado su propio libro.