“Imprenteros”, del biodrama a la novela familiar

NOTA 27 de septiembre de 2022 / Página 12 /Josefina Frega

Un notable libro de Lorena Vega y sus hermanos Sergio y Federico

La edición no significó solo el traspaso del texto de la emblemática obra a un libro, sino que implicó la intervención de distintos recursos artísticos. 

No hay dudas de que la obra Imprenteros, escrita y dirigida por la gran hacedora teatral Lorena Vega, se convirtió en un suceso. Desde su estreno en 2018 en el Centro Cultural Rojas, la pieza recorrió una variedad de salas, eventos y festivales por distintas latitudes. Quizás por tener una puesta no convencional, por utilizar distintos registros en escena, por contar con sensibilidad un relato hecho propio, o quizás, tal vez, porque la historia posee muchos elementos para la identificación de cualquier espectador: encuentros y desencuentros con un padre, el amor a un oficio, lo artesanal, conflictos con medios hermanos y la imposibilidad de volver a un lugar de origen. Lo cierto es que de ese fenómeno nació otra idea original: el libro Imprenteros, de Lorena Vega y Hnos., y que tras su presentación en la Federación Gráfica Bonaerense, ya está disponible en librerías.

“Lorena se caracteriza por abordar la escena fomentando el cruce entre distintas disciplinas”, sintetiza la mini biografía del libro. De eso puede dar fe Imprenteros, que ya atravesó dos formatos y en un futuro -según lo previsto- pasará a ser una película documental, que contará con la codirección de Gonzalo Zapico.

Así como la obra, Imprenteros es un biodrama que desde la mirada de Lorena comparte el vínculo de ella y de sus dos hermanos (Sergio y Federico) con el Taller de imprenta que tenía su padre, Alfredo Ernesto Vega, en Lomas del Mirador (La Matanza). El conflicto aparece pocos días después de la muerte de su padre, cuando sus medio hermanos, los hijos que su padre tuvo con su segundo matrimonio, cambian la cerradura del taller, se apropian del lugar y Lorena, Sergio y Federico no pueden volver más. De la imposibilidad de regresar a un territorio que formó parte de la infancia y juventud de los Vega, nace una reconstrucción artística, una nueva forma de tramitar una experiencia que tiene mucho de dolorosa.

La creación literaria Imprenteros es en sí todo un acontecimiento y propone una experiencia distinta, que puede abordarse desde distintas perspectivas. No sólo es la obra sino que es mucho más que ella. Así como en el escenario, se cuenta una historia capaz de conmover y hacer reír. Las palabras invitan a conocer en detalle la imprenta, un poco más de los hermanos, algunos recuerdos y vivencias. También se abren distintos caminos que habilita la materialidad en sí; hay fotografía y gráfica. Y hay justicia poética: gracias a un fotomontaje hecho por César Capasso los hermanos Vega pueden verse dentro de la imprenta. A su vez, la contratapa forma parte de la aventura. Escrita por Camila Sosa Villada, que se encontró con “un libro que bien podría ser una novela de iniciación escrita con maestría”, expresa: “también es un libro sobre los padres, los hermanos, los amigos, las madres y el perdón. También un libro fotográfico y de poesía. Y es un elogio al arte de Lorena Vega y sus hermanos Sergio y Federico. Y una caricia al teatro”.

Que el texto tenga muchas entradas o formas de ser leído no es casualidad. Forma parte de la misma elección de la editorial encargada de hacer el libro, DocumentA/Escénicas, que le propone al lector una actitud no pasiva. Se trata de una editorial y espacio cultural independiente de la ciudad de Córdoba, con dirección de Gabriela Halac, dedicado a las artes escénicas y a la cultura contemporánea, que parte de una concepción distinta de los libros: cada producción es una obra de arte contemporánea y es una pregunta que, entre otras cosas, ensaya qué es un libro, qué alcances tiene.

La edición de Imprenteros no implicó el traspaso del texto de la obra a una publicación, sino su traducción a libro, a una propuesta distinta, con intervención de distintos recursos artísticos. Además del guion hay textos nuevos que se suman, escritos por Lorena, así como una entrevista hecha por la editora a Sergio. A su vez, se mantiene: el olor de la tinta, el papel y el ruido de las máquinas.

Lorena hizo de una historia familiar con sus claroscuros una pieza creativa, una obra de arte. Escribió su relato, su deseo, su búsqueda y ensayó algunas respuestas. Hizo una sublimación a través del arte, esa que produce transformaciones, abre posibilidades, derriba puertas y da nuevos sentidos. Tal vez quien mejor lo resuma sea el mismo Sergio, que según cuenta Lorena en el libro, “tres años después del estreno, luego de una función en España, escribió en su Instagram: ‘…hermanita, gracias por enseñarme a tirar ese portón debajo de otra manera diferente a la mía’”. 

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